La flaqueza del bolchevique
Madrid, otoño del 2002. Pablo López es un tipo normal. Tiene treinta y tantos años, trabaja en un banco de inversiones y está harto de todo. Un lunes, a las 9 de la mañana, en un atasco en pleno centro de la capital, su coche se empotra contra el descapotable de la pija más pija de Madrid, que lo mete ...